
Aruna | Nómada
Cada vez que llevo equipo para acampar, pienso en la experiencia de mis padres criando ganado en su ciudad natal en Mongolia Interior durante sus años de jubilación.
En los últimos años, para proteger la ecología de los pastizales, se ha prohibido el pastoreo en ellos desde abril hasta noviembre. No se permite que el ganado vacuno y ovino ande libremente y solo se los puede mantener en corrales.
Hubo una época en la que mis padres salían a pastorear ovejas por la noche hasta las cuatro o cinco de la mañana. Después de haber sido maestros toda su vida, sus cuerpos no daban abasto con el duro trabajo después de varios años.
En aquella época, aunque vivían en Mongolia Interior, nunca habían experimentado una auténtica migración nómada y la anhelaban mucho. Mi padre me dijo que teníamos que emigrar cada año, del campamento de verano al campamento de invierno. Se necesitarían varias personas durante un día y una noche o incluso más tiempo para arrear el ganado y las ovejas, llevar los alimentos necesarios para el viaje y caminar juntos hasta los pastos fértiles en busca de agua y hierba.
Al igual que nuestro campamento actual, estamos en medio de la naturaleza, llevamos la comida necesaria y, en ausencia de señal e interferencias de teléfonos móviles, dos días pasan rápido y podemos hacer muchas cosas, como carpas, fuego, cocinar, hacer té con leche, remar, caminar por las montañas, amanecer, atardecer y cielo estrellado...
Y es uno mismo el que migra, a las montañas.
Aruna revisando el camping por última vez después de un viaje de campamento: